viernes, 12 de septiembre de 2008

Tras el viejo macareno

Se aproxima el otoño y agoniza el día. El monte se viste de colores con las primeras lluvias y contemplamos la sierra cercana e impresionante arropada en nubes que se despeñan sobre los canchales y macheros de las cuchillas, donde el viejo macareno curtido en cien batallas ha costatado el cambio y camina sollispado.
Barrunta persecución y lucha. Sabe que los ladridos de los perros conllevan muerte y que al abandonar el encame se la juega. Pero no tiene miedo porque es bravo, astuto y valiente por naturaleza. Muchos que le buscan llevan marcada en su piel la señal de sus derrotes, cuando no han quedado en el bosque enfajados con las tripas fuera. Se ha levantado su veda en alguna comunidad y su caza esta siendo la más popular y la que cubre mas fácil las exigencias de un grupo numeroso de aficionados. En franca progresión está colonizando junto al corzo terrenos donde hace bien poco era impensable su presencia. Si a esto añadimos que su caza es una maravilla cuando no se le acorrala en exceso con mucha fuerza de perros, estamos ante una modalidad que precisa esfuerzo, saber estar, incertidumbre, manejo del rifle y conocimiento de las distintas ladras de los perros (rastro, levante, parada, muerte, perdido). Así las cosas, muchos aficionados han abandonado otras prácticas y han centrado sus esfuerzos en su caza, bien a la espera, rececho o batida. De momento, una tarjeta para cazarlo en cuadrilla es relativamente asequible, si bien las esperas y recechos empiezan a dispararse económicamente. ¡¡Cuánto pillo sin conocimientos venatorios se mueve alrededor de la caza!! En otros países, un macho de 18 ctms. de colmillo ronda los 1.300 euros y una hembra de dos años 550, gastos de avión aparte. Nunca he entendido cómo se puede pagar por matar una hembra. ¿Qué conlleva matarla? ¿Satisfacer a cuatro zurroneros? El que tenga hembras en su coto en diciembre -época de celo- podrá hacerse con algún buen macho. Vale más una buena boca que todas las hembras del entorno.

J.A.SARASKETA

Fuente: EL CORREO

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