jueves, 30 de octubre de 2008

La 'fiebre azul' remite su incidencia entre las migratorias

La suma de casi dos millones de palomas torcaces avistadas desde el suroeste francés cede estos días el protagonismo cinegético a las malvices y, lentamente, a las becadas.


DEFÍNESE por fiebre azul en el argot cinegético a esa extraña sensación que llega y se instala entre miles y miles de cazadores de aquí y de allí cuando los bandos de palomas torcaces deciden iniciar su viaje otoñal a tierras más cálidas. Afecta especialmente a los vecinos franceses, también a todos los territorios de Euskal Herria y, por supuesto, a muchos de los cazadores hispanos. Los ejércitos alados de palomas azuladas enfilan hacia el centro y sur peninsular en octubre a sabiendas de que un ejército multinacional les espera en las docenas de líneas de puestos hasta llegar principalmente a las dehesas extremeñas, aunque también a tierras castellanas y andaluzas.

Sólo el viento, el mismo que les empuja, será el que les proteja de las escopetas, unos artilugios que, también es verdad, se cansan junto a sus dueños según avanzan los días sin pase y cada vez vuelven antes a sus fundas.

PASADAS
Anteayer, martes día 27, la página web www.palombe.com cifraba en 1.964.097 las palomas avistadas desde los cuatro puntos de conteo dentro del programa GIFS, ubicados en Arnegi, Banka, Sara y Urrugne, ofreciendo unas cifras superiores a las de los dos años anteriores, por lo que habrá que pensar, en principio, que la mayor parte de la paloma torcaz ya ha pasado. Eso sí, para alimentar las esperanzas a los más optimistas, en 2005 se rondó los 2,5 millones de palomas contadas, unas cuantas más que las 1.820.180 cifradas en 2004 desde estos cuatro lugares de avistamiento. Pero todos los datos indican que el mayor contingente de palomas ya está camino o ha llegado al centro y sur peninsular.

Siguiendo con los datos, en los cinco primeros años del proyecto Gifs, entre 1999 y 2003, se sumaban también las palomas avistadas desde Irati, con cifras que oscilaron entre los casi 2,8 millones de palomas del primer año o los dos millones pasados en 2002, junto al 1,5 millones de palomas contadas en 2000 y 2003.

También es cierto que los conteos se iniciaron el 15 de octubre, y los que salieron el fin de semana anterior se sorprendieron, por ejemplo en tierras vizcainas, de los numerosos bandos que pasaron el sábado 11 de octubre desde media mañana.

Este pasado fin de semana, sin ir más lejos, de nuevo se volvieron a ver grandes bandos de palomas, pero a alturas considerables y muy lejos del alcance de las escopetas. El fenómeno también se ha repetido por tierras guipuzcoanas y en las de interior; alavesas, riojanas o burgalesas, donde también se han quedado con la miel en los labios, y seguramente diciendo adiós a esta enfermedad a que se aludía al principio, la fiebre azul, durante 2008.

CAMBIO
Por el contrario, la entrada esta misma semana de dos temporales seguidos con intensos chaparrones y vientos del norte ha permitido dejarse ver a las primeras entradas serias de zorzales, sobre todo del país y alirrojos y seguro que a su vera nos llegan también algunas sordas del centro y norte europeos.

Las malvices, que hace unos pocos años suponían una caza prácticamente irrelevante o sólo para bolsillos humildes, hoy en día se han convertido en una modalidad propia muy extendida por toda la geografía peninsular y con cada vez más numerosos adeptos. Y donde nuestras líneas de paso vascas, tanto de la costa como las de interior, adquieren así oxígeno durante unas semanas más para prolongar la caza de aves migratorias. Eso sí, también siempre pendientes de las condiciones climatológicas.
J.ATXA

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