LLEGAN LAS BECADAS

El pasado sábado, al atarecer, dos aficionados observaron con sorpresa cómo dos becadas cruzaban la carretera en vuelo rápido hacia unas campas próximas al caserío del excelente sordero Patxi Nazabal, ubicado en el alto de Muniketas (Vizcaya). La noticia en sí no tendría mayor relevancia si no fuese por la temprana fecha. Pero el caso es que se trata, con todas las reservas que genera esta misteriosa y emblemática ave, de una buena señal para el devenir de la temporada entrante. Quiere esto decir que si se han visto dos a buen seguro habrán entrado más, aunque también es cierto que al principio se mueven mucho y es posible que se hayan desplazado a vaya usted a saber dónde. No en vano su migración no obedece únicamente a cambios atmosféricos, sino, principalmente, a la comida.
Cuando la tierra se reseca, hiela o cubre de nieve, desaparecen las lombrices y la becada ha de volar a tierras mas húmedas y, por consiguiente, más abundantes en lombrices, de las que se alimentan valiéndose de su largo pico. Muchos ignoran que este órgano lo cubre una finísima membrana bajo la cual se desarrolla uno de los sistemas nerviosos más complejos. De hecho, tiene tacto en el pico, como nosotros en los dedos, y por eso al hundirlo en la tierra siente moverse la lombriz y al instante la atrapa. Naturalmente, como tiene todo el pico hundido en la tierra, no puede abrirlo para coger el gusano. Ahora bien, si observamos el pico de esta ave, veremos que la mandíbula superior es dos o tres milímetros mas larga que la inferior y está algo curvada hacia abajo. Esa punta, junto con la lengua, le sirve a modo de pinza. Un esfuerzo tantas veces repetido es causa de que el cráneo se haya contraído, haciendo avanzar el oído hasta colocarse delante de los ojos

J.A.SARASKETA

Fuente: EL CORREO