viernes, 16 de enero de 2009

Justos por pecadores

A pesar de haberse cuestionado con intensidad por los Departamentos de Agricultura de Vizcaya y Guipúzcoa el cierre de la temporada de caza a partir del día 16 por las irregularidades cometidas durante la pasada nevada por algunos desaprensivos, al final ha imperado la lógica y la práctica de esta actividad en Vizcaya se podrá ejercer a partir de mañana.


Guipúzcoa está pendiente de resolución. Sin embargo, ha habido que dejar algún pelo en la gatera y momentáneamente los cupos se reducen a una becada y cinco migradoras por cazador y día. Como es lógico, la guardería se va a intensificar y me parece bien. Porque ¿qué conseguiríamos castigando sin cazar a esa gran mayoría respetuosa con las leyes? ¿pagar justos por pecadores? Seguro, además de desconcierto y malestar. El cazador vasco en general y el becadero en particular es un ejemplo de andar por el campo y por la vida. Mi admirado y buen amigo Miguel Delibes, buque insignia de los cazadores, me decía que «el cazador vasco es un venador que no engaña a la pieza». Ahí va todo entendido, deportividad, ecología, respeto a la pieza. Es, pues, el momento de predicar con el ejemplo a pie de campo, marginando a los cuatro pisahierbas que alardean en los bares de las capturas furtivas. No saben bien el daño que hacen al colectivo. ¿Cómo no van a estar molestos sus compañeros cazadores, ornitólogos y ecologistas? No es esa la forma de avanzar ni de encauzar temas pendientes de solución. Debe primar el respeto, la moderación y el apoyo a la guardería. De todas formas, a nada que los tiros suenen con mas intensidad o que algún cazador se salga de la vereda, la polvareda que se levanta en los medios es de consideración. Cierto es que en las últimas nevadas a los mas osados se les han enfriado las ideas y han campado por sus rehales esperando a las becadas al atardecer y pasando otros de los cupos como si aquello de la normativa no fuese con ellos. Es evidente también que ningún cazador va a defender estas tropelías. La verdadera esencia de la caza estriba en la dificultad, con unos animales al máximo de sus defensas y a poder ser en un medio hostil. Por eso no es acertado que paguen justos por pecadores al prohibirse la caza. Persigan a los infractores, pero no priven a los que sólo ejercen su derecho con racionalidad. Si hay abundancia de animales, para eso están los cupos. ¿Saben cuántas becadas se abaten en Europa? Aproximadamente cinco millones, muchas de ellas en fechas prohibidas a nosotros. En cuanto a la decisión de prohibir la caza del jabalí, no me parece acertada, aunque ya está permitida a partir de mañana. La nieve que ha cubierto los montes de Vizcaya y Guipúzcoa afecta a los jabalíes lo que una pulga a un perro. Tampoco agrada a muchos pescadores que se tiren a las carreteras miles de toneladas de sal para derretir el hielo que luego impacta de forma acusada en la fauna acuícola, y lo toleran porque entienden que es lógico. Así las cosas, se me antoja que ante otra posible nevada lo mejor que podemos hacer los cazadores es quitarla de determinadas praderas para que becadas, ave frías y zorzales puedan alimentarse debidamente. Somos cazadores como lo fueron nuestros padres y lo son nuestros hijos. Y vamos a luchar por seguir siéndolo con toda la enjundia que este nombre conlleva, pero debemos preconizar racionalidad y respeto a pie de campo.

J.A.SARASKETA

Fuente: EL CORREO

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