Mucha codorniz

No es fácil hacer una previsión general de lo que nos puede deparar la media veda porque es obvio que nunca llueve a gusto de todos, y en este caso concreto mucho más. Ha llovido en primavera aceptablemente en el norte peninsular y ello ha supuesto que codornices y perdices hayan sacado adelante las puestas.

De hecho, después de la última tormenta que cayó por Burgos el pasado día 26 el campo era un verdadero espectáculo. Muchas, muchísimas hay en estos momentos. ¿Qué pasará de aquí a la desveda de agosto? Todo dependerá de la climatología que impere. Mucha agua, malo y calor en exceso, peor.

Por el sur mucha sequía y tristeza. Por el centro las tiradas de torcaces son una realidad desde hace unas semanas. ¿Quién iba a pensar hace diez años que las torcaces se cazarían con intensidad por estas fechas? Mientras tanto, los cazadores vascos con la contrapasa prohibida. Ver para creer. A este paso en breve llegaremos a considerar a este animal como plaga.

Más dudas me suscitan las liebres. Desaparecieron de muchas zonas por el veneno de los topillos y no es fácil recuperarlas minimamente. Habrá que ir pensando en efectuar traslocaciones. Las perdices pienso que han criado bien y las tormentas veraniegas no creo que hayan causado muchas bajas en los perdigones. Las subastas de términos municipales se están quedando desiertas y la mayoría se cotizan a la baja. Cierto es que a algún alocado cazador esto de la crisis le suene a chino y puje como antaño... Pero es bueno que sepa que se equivoca y perjudica al colectivo. No se puede seguir pagando por lo que no hay y encima aguantar un sin fin de agresiones a la agricultura y a la fauna. Y para terminar una más: ojo con las cigüeñas, son muy bonitas y nos traen los niños de París, pero en el campo se inflan a comer pollos de codorniz y perdiz. No en vano muchas, cada vez más, no emigran - se alimentan en invierno en los basureros - y sus poblaciones se han disparado ¿Quién le pone el cascabel al gato?

ESPERAS NOCTURNAS

La caza del jabalí Julio es un mes en que algunos titulares de acotados solicitan autorización para efectuar esperas nocturnas a los jabalíes. La administración es sensible a las quejas de los agricultores y además los jabalíes no son santos de su devoción. Se trata de ahuyentarles de las piezas de trigo. El jabalí es dueño y señor de la noche y si constata peligro se traslada a otro lugar donde llenar el estomago. Esta modalidad suscita entre los cazadores opiniones encontradas. Argumentan unos que de noche todos los gatos son pardos y que abatir una jabalina que esté criando es una pena. Otros aducen que si no se toman medidas los propietarios de las fincas les reclamaran el importe de los daños.

Siempre existe la posibilidad de evitar la muerte de las jabalinas si el cazador domina el arte de la espera. No en vano al cazador le motiva mucho más una buena boca que una docena de jabalinas. De hecho, si sabría que iba a abatir una jabalina no saldría a cazar de noche. Una hembra con crías normalmente entra a la finca con pocas precauciones. Por el contrario, los grandes machos suelen rodear las piezas de trigo para entrar cara al viento, cuando el sol deja de teñir con sus rayos las cumbres de la sierra y la luz crepuscular reina en el campo.

El aire es el principal obstáculo para el cazador y a medida que pasan las horas va subiendo la tensión. Pero todo se andará si la finca ha sido visitada con anterioridad por los jabalíes. Siempre repiten si no barruntan peligro. Y cuando llegue el momento de doblar el dedo índice contar hasta diez para valorar bien a quien va destinado ese proyectil.
J.A.SARASKETA

Fuente: EL CORREO