viernes, 14 de mayo de 2010

Corzos a rececho

Pequeño pero bravo y despierto como pocos, el corzo se ha convertido en el animal que más pasión despierta en un gran número de cazadores recechistas. No en vano este pequeño ungulado, alegría del bosque, ha colonizado gran parte de la Península - incluso los páramos castellanos- en poco menos de 20 años, para sorpresa de muchos que le situaron en bosques con pequeñas praderas.

Por aquello de que arrastra a los perros en las batidas no es querido por los jabalineros. Su caza en la modalidad de rececho es todo un reto para ese selecto grupo de recechistas que han aflorado al pairo de su exultante progresión, aunque no sea fácil su captura para quienes no dominen el arte de la localización y acercamiento.

Ni les cuento hacerse con ese gran trofeo al límite de entrar en regresión. Toda una lotería. Mas fácil, y por desgracia mas común en algunos pocos, es darle gusto al dedo ante un animal joven, cuya cuerna escasamente ha cumbreado sus orejas. Alegar luego haberse equivocado no es propio de un buen recechista. Todos en algún momento hemos pecado de precipitación ante la posible huida del animal que luego resultó ser pequeño. Aunque sea legal, dice poco en favor del cazador. Salir de caza no es lo mismo que salir a cazar, los prismáticos están para lo que están, y los nervios cuando se maneja un rifle hay que dejarlos en casa. Si se escapa, habrá otra oportunidad si uno lo trabaja y es constante.

En general, el recechista es un purista de la caza, aunque alguno que otro torpe alardee equivocadamente de capturas efectuadas desde el coche en el primer carreteril que se preste. En cuanto al rifle y visor con el que debe ayudarse, cualquier calibre que ronde los 7 mm. puede valer. Ahora bien, si el arma tiene doble disparador, mucho mejor. Un buen visor regulable de 2 a 10 aumentos con buena entrada de luz jugará un papel determinante. José Luis Echevarri, cazador recechista de solera, suele decir que los corzos se matan con el culo y no le falta razón. La constancia y la quietud en la espera aportan siempre buenos resultados.
J.A.SARASKETA

EL CORREO

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