jueves, 1 de julio de 2010

Cuatro insignias bien merecidas











Antón Goikoetxea, Rufino Eizmendi, Juanjo Merino y Don Julio representan la tarea menos conocida de ADECAP y, por ello, han sido galardonados

Nunca alcanzan los titulares ni las informaciones de prensa, pero su tarea no puede pasar desapercibida y sin ella el funcionamiento de la Asociación para la Defensa del Cazador Pescador, ADECAP, sería otra cosa distinta. Son la correa de transmisión de la mayor organización en la que recalan la caza y la pesca en Euskadi y durante la pasada fiesta celebrada en Dima recibieron la "insignia de oro" nueva distinción creada por el propio presidente, Juan Antonio Sarasketa, como reconocimiento del mérito y la trayectoria a cuatro personas con auténtico label de calidad y compromiso.

Ya en la foto de hace casi veinte años por las calles de Donostia le dieron cuerpo a aquella incipiente asociación que se vestía de largo con una manifestación masiva, pero que aún hoy en día sigue dando que hablar, y mucho. Y todavía le queda.

Si comenzamos por Bizkaia, Antón Goikoetxea Gabantxo, bermeano de pro y ahora ya armero jubilado, alternaba trabajos en su local comercial con tareas en la sociedad local de caza y pesca, el campo de tiro de Gibele y luego con la directiva de Adecap. Buen conocedor de la costa de Bizkaia y su panorama cinegético, poca gente sabe las infinitas horas, los cientos de reuniones y el inmenso kilometraje realizado para defender a "sus" sociedades costeras, sus inquietudes y costumbres, siempre tratando de buscar acuerdos o de defender siempre al cazador de a pie, una de sus máximas.

En Araba, la tarea llevada a cabo por Juanjo Merino tampoco tiene parangón. Beligerante de discurso frente al ecologismo urbano de manual, acuáticas y migradoras han sido y son su caballo de batalla en su entorno, en sus alrededores y en los consejos de caza alaveses en los que participa.

El presidente de Adecap en Araba conoce bien el terreno que pisa y todo lo que le rodea y los que le rodean, pero sigue creyendo que hay sitio para el aprovechamiento cinegético de las acuáticas que visitan en otoño los pantanos alaveses, aunque se haya topado con muro tras muro en sus reivindicaciones, por no hablar de mucho oídos sordos, también incluso dentro del mundo de la caza. En acuáticas, en migradoras, en las especies de caza sedentaria; pero ahí sigue, al pie del cañón.

En Gipuzkoa citar a Rufino Eizmendi es hablar de una institución propia. Armero, cazador, juez federativo y muchas otras cosas más pero, sobre todo, defensor de la caza bien hecha y con mayúsculas. Aprovechando lo que se tiene y apostando por una gestión adecuada. Repoblaciones, líneas de puestos de pase o caza de becadas son algunas de las preocupaciones de este armero, que junto a su hermano Manolo tiene un fortín de la caza en Villabona en cuanto a argumentos y seriedad se refiere.

Y trabajo, mucho trabajo, para que todo esté listo y funcione correctamente en el momento más importante, siempre con la capacidad de escuchar y la virtud de aprender en cualquier situación. Por eso, es el presidente de Adecap en Gipuzkoa, un territorio donde nos queremos reflejar en la caza los vizcainos y aún no podemos, porque allí son de otra manera.

Otro "personaje" con mayúsculas es el portavoz de Adecap en Gipuzkoa, Don Julio, artista, cazador, pescador, escritor, columnista; no es persona que pase precisamente desapercibida. Pone a las cosas por su nombre y eso le hace granjearse amigos, o lo contrario, porque su franqueza evita rodeos. Se puede estar de acuerdo o no con él, pero enseguida tendrá su argumento, siempre bien razonado y listo para la refriega amigable.

Buena gente hasta la médula que, por una vez y por unas líneas, son los protagonistas. Enhorabuena a todos por su merecida "insignia de oro" tras muchos años de trabajo en favor de los cazadores y pescadores.
J.Atxa
DEIA

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