viernes, 5 de noviembre de 2010

Esperando a torcaces y becadas

No terminan de llegar las migradoras en número deseable. Las becadas están remisas y las torcaces, muchas de ellas, retornan a las Landas francesas después de haber cumbreado los Pirineos. Llenar el buche con el panizo que dejarán atrás tira más que el instinto migrador. ¡Cuánto tenemos que aprender de los franceses!
Extensos campos de maíz sin cosechar por voluntad y pago de los cazadores hace que a las torcaces les cueste abandonar un hábitat donde la comida no falta. No me cansaré de repetir que en el monte, por la comida hasta el perro baila. Pero todo se andará y más pronto que tarde, a nada que el tiempo acompañe y la Luna cambie, tanto al principio como al final de noviembre enfilarán a sus cuarteles de invierno en los encinares del Sur peninsular.Atención, pues, a las torcaces, que llegarán como lo hicieron el 19 de noviembre del pasado año en gran número. Y otro tanto harán las becadas, aunque su número, en este caso, dependerá de cómo han criado y sobre todo de la climatología que impere en su lugar de nidificación y cría. Me comenta un cazador vizcaíno que ha estado cazando becadas recientemente en Letonia que la gran mayoría de becadas de esa zona no ha iniciado su ciclo migrador porque la temperatura no ha bajado de cero grados, cosa rara por estas fechas.

Por el contrario, los cazadores de perdices están relativamente satisfechos con las capturas. En los acotados que las cuidan y se respetan los cupos las perdices han criado bien. De hecho, un gran porcentaje de cazadores están cubriendo los cupos. Los que no dejaron madre suficiente el pasado año, tristeza, mala uva, como de costumbre. Las zorzales han entrado bien un par de días y el resto a cuentagotas, si bien preocupa menos por aquello de que noviembre es un mes propicio para que nos sigan visitando las avispadas malvices. Los de la mayor, como casi siempre, bien, para satisfacción de un número importante de cuadrillas.
J.A.SARASKETA

EL CORREO

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